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15 de enero: San Arnoldo Janssen


Hoy 15 de enero celebramos a San Arnoldo Janssen. Dedicó su vida a despertar en la iglesia alemana la conciencia de su responsabilidad misionera. Por su profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración.


Poco a poco creció su conciencia de las necesidades espirituales de la gente aún más allá de los límites de su propia diócesis, hasta convertirse en preocupación por la misión universal de la Iglesia. Con este objetivo en mente, en 1873 fundó «El pequeño mensajero del Corazón de Jesús». En esta revista mensual ofrecía noticias misionales y animaba a los católicos de lengua alemana a hacer más por las misiones.


Biografía

Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch, una pequeña ciudad de la Baja Renania (Alemania). Segundo entre diez hermanos, aprendió de sus padres la dedicación al trabajo y una profunda religiosidad. El 15 de agosto de 1861 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Münster y fue asignado a enseñar ciencias naturales y matemáticas en la escuela secundaria de Bocholt, donde adquirió fama de maestro estricto pero justo.


Eran tiempos difíciles para la iglesia en Alemania. Bismark había desatado el «Kulturkampf» («batalla por la cultura»), que implicaba una serie de leyes anticatólicas, la expulsión de sacerdotes y religiosos y aún el encarcelamiento de varios obispos. En esa situación caótica, Arnoldo Janssen sugirió que tal vez algunos de los sacerdotes expulsados podrían ser enviados a las misiones o a ayudar en la preparación de misioneros. Poco a poco, y animado por el vicario apostólico de Hong Kong, Arnoldo fue descubriendo que era a él a quien Dios llamaba para esta difícil tarea. Muchos opinaban que no era el hombre indicado, o que los tiempos no estaban maduros. «El Señor desafía nuestra fe a realizar algo nuevo, precisamente cuando tantas cosas se están derrumbado en la Iglesia», fue la respuesta de Arnoldo. Con el apoyo de varios obispos, Arnoldo inauguró la casa misional en Steyl (Holanda) y dio comienzo a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino.


Consciente de la importancia de las publicaciones para atraer vocaciones y fondos, Arnoldo estableció la propia imprenta sólo cuatro meses después de inaugurada la casa.


Miles de laicos generosos dedicaron tiempo y esfuerzos a la animación misional en los países de habla alemana distribuyendo las revistas de Steyl. De esta manera, la nueva congregación se desarrolló ya desde su inicio como comunidad de sacerdotes y hermanos. Los voluntarios que ayudaron en la casa misional no sólo fueron hombres. Prácticamente desde el comienzo, un grupo de mujeres se puso al servicio de la comunidad. Su deseo era servir a la misión como religiosas. Este deseo, los años de fiel servicio, y la conciencia de la importancia de las mujeres en las misiones, llevaron a Arnoldo a fundar la congregación de las «Siervas del Espíritu Santo» el 8 de diciembre de 1889. Las primeras Hermanas partieron hacia Argentina en 1895. En 1896, el P. Arnoldo eligió a algunas de las Hermanas para formar una rama de clausura, las «Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua». Su servicio a la misión sería la de rezar día y noche por la Iglesia y especialmente por las otras dos congregaciones misioneras, manteniendo un servicio ininterrumpido de adoración al Santísimo Sacramento. Arnoldo murió el 15 de enero de 1909. Su vida fue una permanente búsqueda de la voluntad de Dios, de confianza en la providencia divina y de duro trabajo. Testimonio de la bendición divina sobre su obra es el ulterior desarrollo de la misma: más de 6.000 misioneros del Verbo Divino trabajan hoy en 63 países. Las misioneras Siervas del Espíritu Santo son más de 3.800 hermanas y más de 400 las Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua.


Pensamientos de San Arnoldo Janssen:


"Veneremos de una manera especial el Corazón de nuestro Señor Jesús. Puesto que él es el símbolo de su amor, nos muestra sus virtudes admirables y toda la vida interior del Señor. Aspiremos, pues, a adentrarnos más y más mentalmente en su anchura y profundidad y procuremos ser imitadores de sus virtudes y participar de sus dones. Pidamos a él que arda en nuestros corazones el fuego de su amor ardiente, con que ama tan heroicamente a Dios y a los hombres, sin preocuparse por sus propios intereses".


"La mejor manera de venerar al Corazón de Jesús es haciendo nuestros sentimientos de acuerdo con la admonición de la Sagrada Escritura: «Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús». Esto quiere decir que vivamos y trabajemos en nuestro estado de vida de acuerdo con nuestras fuerzas, por esa causa por la cual el Corazón de nuestro divino modelo se entregó y ofreció todo lo que tenía"




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